Ciro Alegría nació en la hacienda familiar de Quilca, cerca de Huamachuco, en 1908, aunque prefirió usar como fecha oficial de su nacimiento 1909. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nacional San Juan de Trujillo, donde tuvo como profesor a César Vallejo, y allí, en 1927, dirigió el periódico escolar la Tribuna Sanjuanista, que marcará su camino tanto como su temprana adscripción al APRA, en 1931. Entre tanto, colaboró con los diarios El Norte y, luego, La Industria, ambos trujillanos. En 1930, fue expulsado de la universidad por la revuelta estudiantil, y en 1931, encarcelado por su participación en la insurrección aprista. Hasta 1933, su vida transcurrió como prófugo y como preso, cuando fue liberado de la cárcel de Lima por un error administrativo. Allí ingresó en el diario La Tribuna, pero en breve participó en otro complot contra el gobierno, lo que ocasionó su exilio a Chile, donde se convertirá en el gran modelo de la narrativa indigenista peruana, con José María Arguedas.
En efecto, en 1935 su novela La serpiente de oro ganó el concurso de la editorial chilena Nascimento, y en 1939 le concedió la editorial Zig-Zag, también chilena, a Los perros hambrientos, un segundo premio en su concurso de novela. Dos años después, en 1941, con su gran relato El mundo es ancho y ajeno ganó el primer premio del concurso continental de la editorial estadounidense Farrar & Rinehart. Tras este premio, se estableció en EE.UU y, luego, en Cuba y Puerto Rico. Se dedicó al periodismo, a la traducción y a la enseñanza universitaria. En 1960 retornó al Perú, se afilió al partido Acción Popular en 1963 y llegó a ser elegido diputado por Lima. También durante ese año publicó su última obra en vida, los cuentos Duelo de caballeros.
Falleció en 1967, en Chosica, dejando la novela Siempre hay un camino (1969) y las inconclusas El dilema de Krause (1969) y Lázaro (1973), y varias colecciones de relatos: Panki y el guerrero (1968), Sueño y verdad de América (1969), La ofrenda de piedra (1969), Siete cuentos quirománticos (1978), y El sol de los jaguares (1979). Además de ensayos y artículos y hasta una suerte de memorias: Mucha suerte con harto palo (1976).
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